Tiene 16 años y milita para crear conciencia entre políticos de todo el mundo. Un millón de adolescentes la imitan.
Por Jennifer Ann Thomas
El 5 de julio del 2018 la adolescente sueca Greta Thunsberg, de 16 años, faltó a clases para protestar frente del Parlamento de su pais. La manifestación se convirtió a partir en una rutina semanal desde el 20 de agosto del año pasado, cuando Greta dejó de asistir a la escuela los viernes, para reclamar por la falta de acción de los políticos para contener el cambio climático. Así nació el movimiento #ViernesPorElFuturo (#FridaysForFuture) que incentiva a jóvenes de todo el planeta a imitar el acto de Greta. El mayor de tales eventos, en la Cumbre Mundial del Clima, se dió el 24 de mayo pasado, con la adhesión de un millón de participantes de 1.851 ciudades de 131 países.
Greta fue colocada en el lugar de símbolo de una generación preocupada con los temas de la sustentabilidad. Realizó pronunciamientos en el Parlamento Europeo, en la Marcha por el Clima del 2018 y hasta en el Foro Económico Mundial, en Davos, Suiza, el 25 de enero. Delante del Comité Económico y Social Europeo afirmó: “Ustedes están actuando como niños mimados e irresponsables”. Se estaba dirigiendo a algunos líderes que, en diferentes momentos, ya la habían recibido personalmente, como el presidente francés Emmanuel Macron, el secretario general de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, y hasta el mismo Papa Francisco. ¿Qué es lo que lleva a una adolescente a estar en el frente de lucha por la conservación de la Tierra?
Periodista: El 20 de agosto estarás cumpliendo un año de manifestaciones en favor de las medidas sustentables. ¿Tu discurso maduró a lo largo de este tiempo?
Greta Thunberg: Aprendí mucho más de lo que podría haber aprendido en la escuela. Descubrí, por ejemplo, que la mayoría de las personas no tienen conciencia de lo que está pasando con el mundo. Ellas saben que hay algo que precisa ser acordado, que el planeta se está recalentando, que hay emisión de gases nocivos, pero no tienen una idea cabal de las consecuencias concretas que implica la falta de esa acción concertada. En ese punto, hay una diferencia brutal entre las generaciones. En comparación con los adultos, los más jóvenes están dispuestos a aceptar la existencia de los hechos y a promover cambios. La razón principal de esto es que los más viejos dicen que el planeta siempre fue así. Se conforman con la situación. La juventud no tiene el mismo apego a los hábitos del pasado y, por lo tanto, se muestra dispuesta a cambiar. Algo que también descubrí a lo largo de todo el proceso es que los jóvenes están realmente preocupados por el medio ambiente. Antes pensaba que solo eran egoístas y prejuiciosos. Pero mi generación prueba que esa percepción estaba errada.
Periodista: ¿Cómo te preparaste para hablar sobre un tema tan complejo?
Greta: Me llevó años comprender el asunto. El primer contacto con él fue cuando tenía ocho años, viendo videos, con imágenes de osos polares sufriendo. Aquello no salió de mi cabeza, y fue ahí cuando comencé a investigar acerca de los cambios climáticos que estamos viviendo. Como los informes no eran fáciles de encontrar, invertí centenares de horas para recolectar información. Fui a bibliotecas y leí libros como los de Naomi Klein (activista canadiense), James Hansen (climatólogo estadounidense) y George Monbiot (ambientalista inglés). Ví películas como “Una verdad incómoda” (de Al Gore, ex vicepresidente de los Estados Unidos). Además, conversé con climatólogos, geólogos, científicos de distintos campos.
Periodista: ¿No sentís que, ante tantos compromisos y manifestaciones, tal vez estés madurando precozmente y perdiendo tu adolescencia?
Greta: Nunca llevé una vida normal. Tengo síndrome de Asperger, por eso siempre fui del tipo nerd. Solitaria, pasaba mi tiempo leyendo en un rincón. Lo que cambió es que ahora preciso conversar con personas, algo que evitaba. Hoy, los estudios y el activismo ocupan prácticamente todo mi tiempo. Solo en las vacaciones de verano en Europa podré descansar, algo que no hago desde hace mucho. Es verdad, no tengo espacio para comportarme como otros adolescentes. Pero soy feliz así.
Periodista: ¿El síndrome de Asperger tiene influencia en tu decisión de involucrarte con la militancia?
Greta: Mi diagnóstico hace de mí una persona diferente. En mi opinión, ser distinto es un regalo. Eso ejerce un rol en mi interés por las cuestiones de la sustentabilidad. Parecía que a mi alrededor nadie quería saber sobre el cambio climático y la destrucción del medio ambiente. Eso me llamó la atención. Quienes tenemos Asperger poseemos la capacidad de super concentrarnos. Conseguimos enfocarnos mucho en un tema. Puedo pasar horas, días, haciendo tan solo una cosa. Dirigí mi dedicación a sentarme, leer, comprender. Si fuese igual a los otros, con mayores habilidades sociales, probablemente me habría integrado a una asociación, un movimiento, algo de ese estilo. Pero estar con otras personas y socializar no es algo que me guste. Entonces decidí actuar sola, y de ahí surgieron las huelgas por el clima. A partir de esa acción individual es que el tema ganó atención en el mundo.
Periodista: Ha habido críticas, alegando que sos apenas una niña que quiere faltar al colegio…
Greta: Hablan así porque soy una adolescente y ellos son adultos. No tengo aún la educación completa para tomar algunas decisiones que ellos toman. A pesar de eso, y con el paso del tiempo, empezarán a respetarme. Ya tuve conversaciones y muy serias con políticos en altos cargos. Hay también adultos que alegan que ni yo ni otros chicos deberíamos actuar de esa forma porque somos jóvenes. Y están en lo cierto: no deberíamos estar protestando. No nos gusta faltar a las clases. Queremos una infancia igual a la de todos. Pero sabemos qué es lo que está en juego y que debemos hacer algo para cambiar el escenario. Los adultos son los responsables pero el fardo nos quedará a nosotros.
Periodista: ¿Cuál es el objetivo inmediato?
Greta: Haremos huelgas hasta que el mundo implemente el Acuerdo de París. Nuestro objetivo es mantener el aumento de la temperatura en 1,5 grado. Será muy difícil pero aún es posible, según lo que establecen las leyes físicas. Entonces, espero que tengamos éxito.
Periodista: El activismo, entendido como el intento de despertar la atención de los políticos, ¿sería el camino para lograr dicho objetivo?
Greta: En líneas generales, todas las decisiones que tomamos deberían tener en consideración cuáles pueden ser las consecuencias para el medio ambiente. Líderes de diversos lugares del mundo hacen promesas. Los políticos suelen citan a niños que hacen huelga por el clima como una referencia. Nada de eso es suficiente. Por ejemplo, siempre dicen que van a eliminar el uso del carbón dentro de quince años. En ese plazo no será posible cumplir con las metas sustentables establecidas. Nuestro papel, como jóvenes, es despertar el interés por la crisis planetaria. Y transmitir un mensaje: en este punto, escuchen lo que dice la ciencia.
Periodista: Los tratados globales, como el acuerdo de París, firmado por 195 países, ¿refleja más esa política que incomoda?
Greta: El acuerdo representó, sí, una ayuda enorme para la causa. Los actuales planos sustentables no funcionarían sin él. El documento sirvió para unir a las naciones, haciendo que los gobernantes admitiesen que es preciso actuar de determinada manera. El mayor problema es que el conocimiento que ya tenemos sobre el problema del cambio climático no está siendo usado de manera más productiva. Así que, finalmente, desperdiciamos la oportunidad de hacer lo mejor que podemos.
Periodista: ¿Dónde ves este tipo de descuido?
Greta: La desforestación en el Brasil, por ejemplo, aumentó un 88% en el último año. No sabemos exactamente lo que está sucediendo en el país. En Suecia ya tenemos noción de las acciones del presidente Jair Bolsonaro y de cómo las mismas están siendo terriblemente dañinas para la Amazonia. Algunos países en el mundo están haciendo más por la naturaleza que otros. Pero es obvio que ningún efecto es suficiente, lo que incrementa la necesidad de movimientos internacionales. Las personas de todos los países deben exigir esfuerzos colectivos.
Periodista: ¿Qué profesión u oficio querrías ejercer después de concluir la escuela?
Greta: Estoy considerando varias. Lo que veo es que tengo que optar por un área en la que pueda ser útil. Me gustaría estudiar alguna ciencia, pero el hecho es que los datos científicos ya están disponibles. Lo que falta es acción política. Pero la política tiene que ver hoy día con la competencia, y las personas no se interesan por lo que se habla sino por cómo se habla sobre las cosas. Eso me incomoda. En el último año, por ejemplo, comprendía que tuve que concentrarme en mi presente y no mi futuro. Por eso aún no tengo una respuesta.