La Argentina, como otros países, se comprometió a diseñar políticas para la mitigación y la adaptación al nuevo escenario; a lo largo de este siglo el calentamiento irá acelerando los efectos negativos sobre la producción y varias actividades serían afectadas.
Las estrategias de mitigación y adaptación ante la realidad del cambio climático y sus efectos posibles sobre la economía, podrían traducirse en acciones concretas que van desde planes de reordenamiento urbano, políticas impositivas y de subsidios para orientar la producción y el consumo, y la implementación de incentivos para el cambio de la matriz energética (en el plano de las políticas públicas), hasta la toma de decisiones de inversión sobre la base de mapas climáticos y la adopción de modelos productivos que minimicen los residuos, reutilizando o haciendo que se reutilicen los materiales (en el caso de la actividad de empresas privadas).
"El Acuerdo de París [por el cual 195 países se comprometieron a que la temperatura media global no suba en este siglo más allá de 2° respecto de la era preindustrial] dio por saldado un debate: hoy desde lo científico no hay duda de la influencia del comportamiento humano en el calentamiento global", dice desde Chile Joseluis Samaniego, director de la División de Desarrollo Sostenible y Asentamientos Humanos de la Comisión Económica para América latina y el Caribe (Cepal). Ese consenso es lo que impone la necesidad de medidas.
Para el economista José María Fanelli, de la Universidad de San Andrés, una dimensión económica del problema de la emisión de gases de efecto invernadero es la llamada "externalidad negativa", que ocurre cuando se permite la emisión sin tener que hacerse cargo del costo que se le genera a la sociedad. Es una tensión entre costos visibles e invisibles, o de corto y de mediano y largo plazo.
"El mercado refleja mal el precio del combustible; debería incluirse un cargo por las emisiones de dióxido de carbono", cuyo exceso en la atmósfera es considerado causa de la aceleración del calentamiento global que, a su vez, provoca variaciones en la productividad de los cultivos y en la frecuencia de determinados hechos climáticos.
Algunos caminos para una solución, afirma Fanelli, pasan por poner impuestos a las emisiones y por fijar regulaciones sobre ellas, incluyendo la creación de un mercado para comercializar permisos. En la Argentina, especifica, "habría que empezar por eliminar los subsidios al uso de la energía, porque agravan el problema, y por proveer incentivos para que la matriz energética sea menos dependiente de los hidrocarburos".
El sector energético tiene la mayor participación en las emisiones de gases con efecto invernadero en la Argentina, según consignó un estudio elaborado por la Cepal junto con la Fundación Bariloche, que evaluó diferentes escenarios y posibles consecuencias del cambio climático. "El objetivo de los estudios hechos para 10 países fue decirles a los gobiernos qué puede pasar", explica Samaniego, para quien es cada vez más evidente el costo económico de la cuestión ambiental "dada la relación entre contaminación, salud y productividad".
Nuestro país es responsable del 0,7% de las emisiones globales, según datos del Gobierno. La participación de la región es considerada baja, pero no lo es así la vulnerabilidad, porque los efectos del cambio climático traspasan fronteras. Según Fanelli, un problema es que a un país le conviene que los otros tengan políticas más restrictivas que las propias, ya que eso lo beneficia en costos de corto plazo. Y por eso hay acuerdos como el de París.
Uno de los efectos más directos sobre la economía se da en la agricultura, por la pérdida de tierras cultivables o la caída de la productividad. "A los cultivos invernales, como el trigo, los aumentos de temperatura les juegan en contra", dice Beatriz "Pilu" Giraudo, coordinadora de Políticas para el Desarrollo Sustentable y el Plan Belgrano, del Ministerio de Agroindustria.
Una investigación hecha en 2015 por economistas de las universidades de Berkley y Stanford (Burke, Hsiang y Miguel) proyectó para cada país, considerando su población, su perfil productivo y su clima, el efecto del calentamiento sobre el PBI. Para la Argentina, se calculó, en 2100 el PBI per cápita sería un 53% menor respecto del escenario sin cambio climático.
Giraudo afirma que una práctica agrícola en la que nuestro país lidera, como la siembra directa, mitiga el impacto del calentamiento. Según la funcionaria, hoy el método está generalizado, pero algo que falta es una correcta rotación de cultivos. Esto, dice, pasa por las políticas de los últimos años, que llevaron a no diversificar. La consecuencia es no poder aprovechar bien los procesos de "secuestro de carbono", que es la retención de los gases de efecto invernadero. Giraudo es parte del Gabinete por el Cambio Climático, que integran varios ministerios y que debe actuar en la mitigación y en la adaptación.
"Estamos trabajando en la estrategia de adaptación", cuenta sobre ese gabinete Diego Moreno, secretario de Política Ambiental del Ministerio de Ambiente. Según el funcionario, hoy no se conoce qué porcentaje de la población está en zonas vulnerables (inundables o susceptibles de ser alcanzadas por otros fenómenos).
La matriz energética, el transporte y las prácticas agrícolas están entre las áreas sobre las que se actuará para la mitigación, según Moreno. Agrega que, entre las actividades que serán afectadas está el turismo. Y el sector inmobiliario deberá prestar especial atención a normas de adaptación.
Una medida de este tipo, en el caso de la actividad agrícola, es la contratación de seguros agrícolas, según destaca Martina Chidiak, investigadora y profesora de Economía Ambiental en la UBA, que agrega que los efectos del calentamiento en el corto plazo se estiman bajos, pero darán su "salto" cuando esté más avanzado el siglo.
¿Cuándo puede, en rigor, decirse que algún hecho de la naturaleza es efecto del calentamiento y hasta qué punto podría haberse evitado? "Los efectos económicos y sociales son resultado de una interacción entre el clima y las actividades humanas -dice Ernesto Viglizzo, investigador de técnicas agrícolas con casi tres décadas de trabajo en el INTA-; no hay manera de asegurar que, por ejemplo, las recientes inundaciones en Santa Fe o los incendios en La Pampa sean resultado del cambio climático, pero sí está demostrado que éste desencadena situaciones extremas que favorecen la ocurrencia" de eventos como el exceso de lluvias, las sequías prolongadas o las tormentas eléctricas severas.
Un punto preocupante es que, además de los riesgos para la seguridad alimentaria global por las pérdidas de tierras cultivables, las consecuencias de fenómenos como los mencionados alcanzan con más frecuencia a poblaciones vulnerables, sobre todo por la falta de políticas de ordenamiento urbano, que en la Argentina permitió, en los últimos años, un crecimiento exponencial de los asentamientos en zonas inundables o con contaminación.
El equilibrio entre las políticas contra la pobreza y las normas para cuidar el medio ambiente, es uno de los grandes desafíos. "En la medida en que el mayor control sobre el uso del suelo y el agro influyan sobre el precio de los alimentos, se puede afectar el nivel de pobreza, y lo mismo puede ocurrir por la eliminación de subsidios -advierte Fanelli-. Pero el Estado tiene elementos para compensar".
También Samaniego focaliza en el punto. "Una razón por la que se tocan los recursos naturales es el déficit de protección social", afirma, por lo que la acción de los gobiernos para gestionar las tensiones que se producen en la búsqueda de conseguir alcanzar diferentes objetivos es fundamental. También lo es, agrega, si se tienen en cuenta las tensiones entre actores de la economía y de la política, en una época de transición que obliga a replantear los esquemas de producción, y cuando la llegada al poder de Donald Trump en EE.UU. enciende una alerta.
Un país y un planeta que cambian su realidad
0°,5
Temperatura: Es el alza que tuvo la variable entre 1960 y 2012, en la Argentina según un documento oficial
1°
Impacto: Es cuánto podría crecer la temperatura promedio del país hacia mitad de este siglo
0,7%
Participación: Es el porcentaje de emisiones de gases de efecto invernadero de nuestro país, sobre el total global
2,8%
Contribución: Es la proporción con la que el país participará sobre el total de las reducciones de emisiones
2°
Compromiso: El Acuerdo de París prevé que la temperatura no suba más de 2° respecto de la era preindustrial
19 cm.
Expansión: Fue el avance que tuvieron los océanos entre 1901 y 2010, por el calentamiento y según la ONU