El CEDyAT en el marco de su actividad en "Economía Verde" está realizando una investigación respecto de esta generación de residuos que el Sector Público acumula en sus diferentes reparticiones para luego presentar una propuesta superadora a la coyuntura actual.
Por Fabián Ruocco*
Residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) corresponde a cualquier dispositivo que requiere para su funcionamiento corriente eléctrica que haya alcanzado el fin de su vida útil. A nivel nacional, no existe un sistema que garantice una adecuada gestión de RAEE. Actualmente, la mayor parte termina en rellenos sanitarios o vertederos a cielo abierto junto con el resto de los residuos domiciliarios.
Los RAEE poseen componentes considerados peligrosos tales como cadmio, plomo, níquel y mercurio, entre otros, que al final de su vida útil requieren un tratamiento adecuado para prevenir un impacto negativo en el ambiente y en la salud de las personas. Estos componentes coexisten con ciertos materiales valiosos tales como hierro, cobre, acero, hasta materiales preciosos, que son pasibles de reutilización y reciclaje en nuevos procesos industriales.
Es una realidad que los equipos electrónicos mejoran los ámbitos laborales, permiten una mayor conectividad, productividad intelectual, simplicidad en los trámites, transparencia, comodidad, climatización, iluminación, salud, seguridad y acceso a la información.
Cada vez somos más dependientes y consumidores de las nuevas tecnologías, y es algo que sin dudas nos acompañará con un incremento exponencial. Este crecimiento en la demanda y la producción de todo tipo de aparatos y dispositivos, va de la mano con ciclos de vida cada vez más cortos de dichos productos, lo que se denomina la obsolescencia programada.
La tasa de generación de residuos electrónicos también crece en forma exponencial, pasando de menos del 0,5% de los residuos en rellenos sanitarios a cerca del 2%, en el mejor de los casos. Cada argentino desecha por año 4 kg de RAEE, y entre los 40 millones de conciudadanos generamos unas 160.000 toneladas/año. El proyecto de Gobierno Digital y/o Gobierno Abierto tendría que incluir la Gestión de los RAEE que se producen en las diferentes jurisdicciones.
La Defensoría del Pueblo de la Nación en setiembre de 2017 exhortó al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable a que tome cartas en el asunto, por considerar que es necesario contar con un sistema de gestión de RAEE que promueva la recolección diferenciada, selección, desmonte y valorización de piezas de los aparatos eléctricos y electrónicos pasibles de reutilización y reciclaje en nuevos procesos industriales.
Asimismos, según la Fundación Ambiente y Recursos Naturales "en Argentina no existe prácticamente ninguna infraestructura ni sistema formal para hacer frente a la basura electrónica y para gestionar este tipo de residuos. Cuanto más se retrase una solución al problema, mayor será la cantidad de residuos electrónicos acumulados a ser tratados, mayores los desvíos a rellenos sanitarios y mayores los costos de reparación ambiental… Además, los RAEE son la fracción de residuos domiciliarios que más sustancias tóxicas aportan a los rellenos o basurales donde son enterrados. En Argentina, se estima que cada habitante genera al menos 3 kilogramos de basura electrónica por año".
Además hay que tener en cuenta que el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente ya advirtió en 2015 que alrededor de 40-50 millones de toneladas de RAEE son generadas todos los años a nivel mundial y previó “serias consecuencias” en esta década por las montañas de desechos “peligrosos” y “tóxicos” que se acumulan sin ningún control en las economías en vías de desarrollo.
Por otro lado, la exhortación de la Defensoría Nacional al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable se realizó para que promueva la sanción de un régimen de presupuestos mínimos de protección ambiental para la gestión de residuos eléctricos y electrónicos, basado en el principio de responsabilidad extendida del productor.
En síntesis, la chatarra electrónica o basura tecnológica (en inglés e-waste o WEEE) son todos aquellos productos eléctricos o electrónicos que han sido desechados o descartados, tales como: computadoras, impresoras, fotocopiadoras, teléfonos celulares, televisores y electrodomésticos, entre otros. Lo que hay que saber es que los aparatos eléctricos y electrónicos, no deben tirarse junto al resto de la basura y requieren una recolección selectiva. De hecho, en el embalaje de estos aparatos podemos ver impreso un símbolo de un contenedor tachado que nos recuerda que no podemos tirarlo al contenedor domiciliario.
1- CEDyAT: Por qué conviene reciclar los RAEE's
La chatarra electrónica se caracteriza por su rápido crecimiento debido a la rápida obsolencia que estan adquiriendo los dispositivos electrónicos y por la mayor demanda de estos en todo el mundo, entre otros factores. Su tratamiento inadecuado puede ocasionar graves impactos al medio ambiente y poner en riesgo la salud humana. Existe un concepto de "obsolencia programada" directamente de fábrica para impulsar un mayor consumo de electrónicos y derivados.
Son un flujo de residuos en continuo y elevado crecimiento, y debido a los grandes avances en tecnología, los aparatos eléctricos y electrónicos quedan obsoletos en poco tiempo y son rápidamente sustituidos por equipos nuevos, convirtiéndose así en residuos. Pueden contener materiales potencialmente peligrosos, tales como plomo, mercurio y cromo hexavalente presentes en circuitos impresos, pilas, etc., materiales que en caso de depositarse fuera de control pueden contaminar el entorno.
Están fabricados con materiales valiosos, por lo que el reciclaje de los equipos obsoletos proporciona materias primas secundarias válidas para su utilización en el proceso de fabricación de nuevos equipos evitando así el uso de recursos naturales y la acumulación de residuos en los vertederos.
El reciclaje de los equipos evita la sobre-acumulación de residuos en los vertederos y esto se traduce directamente en notable reducción de la contaminación de los suelos y de la extensión de suelos útiles.
2- CEDyAT: Plan de Gestión de los RAEE's
Todo plan de gestión ambiental deberá incorporar el principio de la responsabilidad extendida del productor, promoviendo mejoras ambientales para el ciclo de vida completo de los productos, al extender las responsabilidades de los fabricantes del producto al ciclo completo de su vida útil, y especialmente a su recuperación, reciclaje y disposición final.
El concepto de Responsabilidad Extendida del Productor -REP-. Se trata de un principio político para promover mejoras ambientales para ciclos de vida completos de los sistemas de los productos al extender las responsabilidades de los fabricantes del producto a varias fases del ciclo total de su vida útil, y especialmente a su recuperación, reciclaje y disposición final.
Esta definición refleja una tríada que fortalece la visión de la REP, principalmente los principios: “enfoque de prevención de la contaminación”, “pensamiento sobre el ciclo de vida” y “el que contamina paga”.
Además, es un concepto con un enfoque sobre política ambiental en el que la responsabilidad del productor -económica y/o física- sobre un producto se extiende al estadio posterior del ciclo de vida de un producto” en sentido de que las responsabilidades extendidas de un productor no se limitan a la fase final del ciclo de vida, sino también a otros estadios del ciclo de vida del producto donde las responsabilidades convencionales resultan insuficientes para garantizar la óptima protección del medio ambiente.
Es decir, que el abordaje de la dimensión ambiental basada en estos principios persigue dos objetivos principales: por una parte, promueve el diseño de los productos que procuren el aumento de su vida útil y potencial de valorización y, por otra, incentiva la reutilización y valorización de productos al final de su vida útil.
El Estado debe desarrollar un marco normativo que determine la responsabilidad de los productores y su obligación de gestionar los equipos al final de su vida útil. Ello implica la obligación de los productores de contemplar la logística inversa, la recolección, transporte, valorización y destino de los RAEE y la obligación de los usuarios de segregar y disponer sus RAEE en los canales desarrollados a tal efecto.
Conclusión
Junto con las diversas versiones de proyectos de ley para una nueva normativa general, estamos trabajando enfocadamente en el diseño un plan particular para el sector público, a fin de que las ONG´s con trayectoria y solvencia suficiente puedan desarrollar actividades concretas cuyo objetivo sea proteger el ambiente y la salud humana de la contaminación generada por los RAEE a través de la promoción de la prevención de su generación y de su reutilización, valorización, tratamiento y la minimización de su disposición final.
Así, con una infraestructura escalable, las diversas ONG´s recibirían los RAEE del Sector Público, más cercanos a su planta, brindando de esa manera una baja de costos sustanciales al presupuesto asignado en cada Organismo dado que solo se deberían afrontar los gastos de transporte hasta el lugar y el resto correría por cuenta de la organización no gubernamental.
Es decir, con esta nueva visión en la gestión de residuos se maximiza la tasa de aparatos o dispositivos recuperados o reciclados como insumos de nuevos procesos industriales; a la vez que se minimiza la disposición en rellenos sanitarios y el sector público gaste menos.
(*) Director Ejecutivo de CEDyAT. Experto en Gestión Pública y Desarrollo Sostenible