En muchos países, los ciudadanos que generan energía a través de paneles solares o aerogeneradores pueden ceder su excedente a la red para que la aprovechen otros; el panorama en la Argentina.
En su libro "The zero marginal cost society", Jeremy Rifkin imagina un futuro colaborativo en el cual servicios como las telecomunicaciones, el transporte y la energía, se vuelven prácticamente gratis. En el caso de la energía, prevé un salto parecido al que ocurrió entre la Internet original y la Web 2.0. En la Internet original nos limitábamos a leer contenidos de grandes fuentes como diarios, algunos blogs, realizar compras en grandes tiendas online, etc. Cuando llegó la web 2.0 en cambio, cada persona empezó a ser un generador de contenidos subiendo fotos, videos, comentando en los diarios, conectando en redes sociales.
Hoy en la Argentina, como en la mayoría del mundo, la energía eléctrica fluye de las grandes generadoras (térmicas, hidroeléctricas, nucleares) hacia los consumidores. En un país extenso como el nuestro, dicho transporte le hace perder al sistema un 14% de la energía generada. Es decir que 14% de la energía que producimos se pierde solamente en transportarla.
Algunos países, como España, Australia, Italia e incluso Uruguay, ya están trabajando en proyectos para que los usuarios que tengan instalados sistemas de generación de energía (solar o eólica) en sus hogares puedan vender el sobrante a la red cuando no la están utilizando, por ejemplo cuando están de vacaciones. Si bien, en la Argentina, estamos lejos de contar con esta "energía 2.0" se han logrado algunos avances en los últimos años.
El caso Iresud
Iresud es un proyecto que se inició en 2011, financiado por el Fondo Argentino Sectorial (FONARSEC), e implementado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología. Se trata de un consorcio formado por entidades públicas, como la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la Universidad Nacional de San Martín, y empresas privadas, como Edenor, Aldar y Q-Max, entre otras.
El proyecto tiene por objeto introducir en el país tecnologías asociadas con la interconexión a la red eléctrica, en áreas urbanas y periurbanas, de sistemas solares fotovoltaicos (FV) distribuidos, contemplando para ello cuestiones técnicas, económicas, legales y regulatorias.
A tal fin, se propuso:
a) Desarrollar e impulsar el establecimiento de instrumentos (legislación, normativa, etc.) que promuevan la instalación en el país de sistemas FV distribuidos conectados a la red.
b) Instalar sistemas FV en los organismos de ciencia y tecnología involucrados, para análisis, ensayo, determinación de eficiencia y calificación de diseños y componentes de sistemas.
c) Diseñar, instalar y operar sistemas FV piloto, ubicados en viviendas y edificios públicos y privados, conectados a la red pública de baja tensión.
Hasta la fecha, han instalado 20 sistemas fotovoltaicos con una potencia total de aproximadamente 75kW, conectados a la red de baja tensión y otros 15 se encuentran en etapa de diseño o construcción. Las instalaciones se ubican en distintos puntos del país y tienen como objetivo difundir y promover el uso de la tecnología fotovoltaica en áreas urbanas y establecer en las diferentes regiones el contacto con la distribuidora local. Se espera llegar al final del proyecto en abril de 2015 con una potencia instalada de 200kW.
En un primer momento, el proyecto fue pensado para la ciudad de Buenos Aires, pero luego se nacionalizó. Julio Durán, jefe del departamento de Energía Solar de la CNEA, destaca este proceso de expansión a todo el país como uno de los principales logros del proyecto: "Para su finalización, se contarán con 40 instalaciones piloto que permiten demostrar la factibilidad del uso de la energía solar, la especialización de RRHH y la concientización a nivel social de la necesidad de utilizar las energías renovables para complementar el uso de combustibles fósiles".
Por otra parte, Durán destaca que, en el plano de la reglamentación técnica, en la Asociación Electrotécnica Argentina (AEA) se creó en 2011 el grupo GT-10H, conformado por representantes de diversos organismos públicos y empresas privadas. Además se desarrolló la reglamentación AEA 90364-7-712 "Sistemas de suministro de energía mediante paneles solares fotovoltaicos", hoy en pleno proceso de discusión pública.
Parecería que con la infraestructura eléctrica actual, podría lograrse un sistema distribuido. "Son fáciles de instalar y compatibles con la red de distribución actual. Por eso en una primera etapa no es necesaria ninguna mejora de la infraestructura eléctrica", explica Durán y agrega: "Por supuesto que si estos sistemas se llegasen a utilizar en forma masiva, sería necesario alguna mejora y/o modificación del sistema convencional. Por ello, algunas universidades y organismos públicos comenzaron a estudiar el tema de redes inteligentes que servirían para direccionar en forma conveniente los flujos de energía desde los sitios de generación hasta los de consumo".
¿Cuáles son los desafíos para los próximos años? Durán es contundente al respecto: "El mayor desafío es desarrollar una legislación para la promoción de los sistemas de generación distribuida. Se ha analizado el tema con diferentes actores. Hoy se está finalizando la elaboración de un documento a ser presentado ante la Secretaría de Energía con una propuesta concreta sobre tarifas e incentivos".
Energía alternativa en la red de Santa Fe
La provincia de Santa Fe es la que más ha avanzado en la materia y, desde octubre de 2013, los santafecinos pueden inyectar su energía sobrante a la red mediante la resolución de la Empresa Provincial de la Energía (EPE) N°442. Damián Bleger, subsecretario de Energías Renovables de la provincia, explica las características de esta normativa: "Solo está permitido inyectar energía que provenga de fuentes renovables. La ley provincial 12.692 y 12.503 expresa que se entiende por energías renovables, alternativas o blandas a todas aquellas que se producen naturalmente, en forma inagotable y sin ocasionar perjuicio al equilibrio ambiental". Es decir, que cualquier ciudadano santafesino que genere energía a través del aprovechamiento del sol, el viento, el biogás, la biomasa, la geotermica, la mini-hidráulica o los biocombustibles, podrá incorporar su excedente a la red provincial.
Para que ello sea posible, el individuo debe presentar una propuesta de proyecto con el tipo de tecnología a utilizar y la capacidad de generación. Luego de un análisis técnico, desde el punto de vista eléctrico y de seguridad, se aprueba el proyecto. El proceso de facturación posterior se divide en tres etapas: se factura la totalidad del consumo con su tarifa normal, se calcula el consumo como suma de las lecturas de dos medidores (uno convencional y otro bidireccional digital que mide la energía en ambos sentidos: la inyectada, la consumida y la neta), y se descuenta la energía generada al precio de compra en el MEM.
Al respecto, Bleger específica: "El protocolo de interconexión prevé la inserción de hasta 15 kW con especificaciones técnicas particulares que permiten utilizar equipamiento modular, es decir, integrados en un mismo equipo.
Para potencias mayores de 15 kW hasta 300 kW en baja tensión se establecen requerimientos técnicos acorde a tales niveles de instalaciones".
El apoyo legal
A nivel nacional, el Senador Diego Santilli (PRO) está presentando un proyecto de ley para permitir y premiar la inyección de energías renovables a la red. "Estudiamos las iniciativas que se llevaron adelante en varios países para aprender de sus experiencias", explica Santilli y agrega: "España, por ejemplo aplicó, un sistema de feed in tariff en el cual pagaban cinco veces lo que valía la energía a los generadores particulares". Dicho sistema convirtió la iniciativa en un negocio financiero que terminó no solo siendo insostenible para el Estado abandonando el proyecto, sino también castigando a los generadores.
"Si bien los paneles todavía son muy caros, dada la velocidad a la que están bajando los precios a nivel internacional, proponemos un modelo en el cual no haya ningún intercambio de dinero. Si me voy de vacaciones y genero más energía de la que consumí, el mes siguiente recibiré un crédito en la factura y esa energía la habrán aprovechado mis vecinos", destaca Santilli.
Este sistema se denomina Netmetering y consiste simplemente en mirar de otra manera la energía consumida y generada. El medidor gira para un lado al consumir y para el otro en caso de entregar a la red. Países como Chile ya han empezado a utilizarlo.
Considerando las pérdidas en el transporte y la suma gigante que se está pagando todos los años en importar combustibles fósiles para energía eléctrica, pareciera que la Argentina está en una situación ideal para trabajar con este esquema de energía distribuida. En 2008, 1 watt de energía solar fotovoltaica en China estaba arriba de un dólar, hoy cuesta 0,37. ¿No parece razonable pensar que en pocos años todos tendremos paneles solares de la misma manera que hoy tenemos celulares?