Muniboletin
10/08/14
La Opinión
Cooperación internacional como herramienta de desarrollo local

Paradiplomacia: el creciente protagonismo de los gobiernos locales en la arena internacional. Los mecanismos de internacionalización más utilizados por las ciudades dentro de la participación en el sistema de cooperación internacional son los hermanamientos y la constitución de redes. Las acciones de Rafaela.

La cooperación internacional descentralizada, en la que los actores principales son los gobiernos locales reviste, en la actualidad, gran relevancia para el desarrollo de los territorios. El gobierno nacional ya no es el único promotor del desarrollo: los actores subnacionales ejercen un rol activo en esta tarea.

Ejemplo de ello es el creciente reconocimiento del papel de los gobiernos locales para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio definidos en la Organización de las Naciones Unidas que nos invitan a incluir en las agendas cuestiones que, hoy, son fundamentales en el mundo como ser la pobreza, la educación, la igualdad de género, la reducción de enfermedades y de la mortalidad infantil y el desarrollo sustentable; y a través de la cooperación internacional como instrumento puede trabajarse para ello.

En los años noventa, la Cooperación Internacional adquiere un concepto más cercano al territorio y comienza a considerarse como un instrumento legítimo para el desarrollo local. La primera enunciación del término Cooperación Internacional Descentralizada data del año 1992 y fue realizada por la Comisión Europea. En la misma, se la considera como un “nuevo enfoque en las relaciones de cooperación que busca establecer relaciones directas con los órganos de representación local y estimular sus propias capacidades de proyectar y llevar a cabo iniciativas de desarrollo con la participación directa de los grupos de población interesados, tomando en consideración sus intereses y puntos de vista sobre el desarrollo”.

En las últimas décadas, varios procesos y tendencias tanto a nivel internacional, como así también al interior de los propios Estados, han incentivado la profundización de la vinculación internacional de los actores subnacionales. Dicho período se caracterizó por el fin de la guerra fría, la consolidación del fenómeno de la globalización, el proceso de democratización y descentralización que se produjo en los Estados Latinoamericanos. Surgieron nuevas teorías que pretendían explicar la nueva realidad, caracterizada por el multipolarismo y por la aparición de nuevos actores en el plano internacional, como son los entes subnacionales.

Por otra parte, el clásico modelo asistencialista, vertical, “desde arriba”, unilateral, que implicaba transferencia de recursos financieros de donantes hacia beneficiarios, fue perdiendo peso. Desde fines de los años ochenta, las localidades ya no son meros receptores pasivos de ayuda y surgen como modalidades de cooperación la asistencia técnica, la transferencia tecnológica, el intercambio de experiencias y la formación de recursos humanos.

El nuevo paradigma presenta ciertas características diversas al antiguo modelo, como ser horizontalidad, reciprocidad y simetría en las relaciones. Se establecen intercambios de buenas prácticas, fomentando el desarrollo de los territorios, el trabajo en red y la participación activa de todos los actores, incluyendo a la sociedad civil.

Intendentes y políticos ya no son considerados como simples administradores del territorio, sino como líderes de una comunidad; se da un proceso de descentralización en el que se otorga un mayor valor al territorio local como base de cualquier política de desarrollo.

Las ciudades comienzan a diseñar y ejecutar planes de desarrollo social, económico, social, urbano y político, con lo cual se redefinen sus funciones tradicionales y ya no se limitan a administrar servicios públicos. Líderes locales ven la oportunidad de utilizar las relaciones internacionales como herramienta para que los entes subnacionales puedan satisfacer las demandas ciudadanas y obtener reconocimiento en la escena nacional y mundial.

Dentro de los factores que posibilitaron la actividad internacional de los actores subnacionales en Argentina, se pueden enunciar la salida de regímenes políticos autoritarios, los avances en los procesos de democratización que posibilitan el proceso de cooperación e integración regional y la reforma Constitucional de 1994, que a través de su artículo 124 faculta a las provincias para crear regiones y se le reconoce la potestad de celebrar convenios internacionales.

Los mecanismos de internacionalización más utilizados por las ciudades dentro de la participación en el sistema de cooperación internacional son los hermanamientos y la constitución de redes de ciudades. Las ciudades se organizan, cada vez con mayor eficacia, en redes internacionales y tratan de influir en normas y programas que inciden en su territorio. Según Badia I Dalmases, Francesc, los hermanamientos se basan en relaciones que implican solidaridad, intercambios culturales, transferencia de recursos económicos o materiales.

 

EL CASO DE RAFAELA

La ciudad de Rafaela, actualmente, está hermanada con las localidades de Sigmaringendorf (Alemania), Fossano (Italia) y recientemente Carcabuey (España). Los mismos siempre fueron activos y generaron un gran aporte al territorio.

Entre las acciones se destacan a modo de ejemplo, intercambios de estudiantes y pasantías, la recepción de fondos de Italia para realizar campañas de concientización ambiental, la transferencia de conocimientos de ese mismo país para crear una escuela de chapistas, un programa de bioedilicia y gestión de residuos sólidos domiciliarios y el trabajo con la asociación “Arquitectura sin fronteras Piemonte” en el cual jóvenes profesionales y estudiantes italianos realizan en la ciudad un estudio multidisciplinario sobre el tema de la recalificación urbana, vivienda social y de agricultura urbana.

Además, la ciudad de Rafaela, por ejemplo, pertenece a la red de ciudades más importantes del Mercosur: Mercociudades. De esta manera, se fortalece la integración regional y la ciudad se beneficia de las acciones de cooperación horizontal y de intercambios de buenas prácticas entre Municipios de la región y entre estos y otras regiones del mundo. Rafaela ha participado de las siguientes unidades temáticas: Desarrollo Económico local, Juventud, Cultura, Educación, Planificación estratégica, Seguridad Ciudadana y Cooperación Internacional descentralizada. 

Asimismo, otras acciones llevadas a cabo por Rafaela que se enmarcan dentro de la cooperación internacional abarcan desde la participación en proyectos en el marco de la RED-URBAL, la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA), la Agencia Neozelandesa de Cooperación Internacional hasta el Programa de Competitividad Territorial financiado por el BID-FOMIN (en el año 2010), que quizás fue la experiencia más importante que ha recibido el territorio. A través de este último, se fortalecieron las empresas del territorio que conforman los clusters más relevantes, las instituciones públicas y privadas, se apoyó el sistema productivo y la internacionalización a través de acciones de cooperación técnica y capacitaciones, incrementando de este modo las ventajas competitivas de la región central de la provincia de Santa Fe.

En tanto, las agencias de cooperación internacional brindaron a la ciudad, por ejemplo, la posibilidad de construir CTB (Centros Tecnológicos Barriales) con el aporte de equipos informáticos y de recibir expertos japoneses en tecnologías blandas que introdujeron mejoras en la productividad.

 

UNA AGENDA OBLIGADA

Es preciso que los dirigentes políticos, que son quienes diseñan y ejecutan las políticas públicas, consideren la importancia de la temática para el desarrollo del territorio y la incluyan en sus agendas y del modelo de gestión. Las actividades deben planificarse dentro de una estrategia de desarrollo sistémica, que implica una interacción del Estado, las empresas y la sociedad en los niveles micro, meso, meta y macro enfocándose ya no en las ventajas comparativas que están basadas en la dotación de factores y son de carácter estático sino en ventajas competitivas que son dinámicas e implican la introducción constante de innovaciones tecnológicas, organizativas y de gestión.

Los entes subestatales, han pasado a ser agentes del desarrollo local con lo cual están obligados a elaborar estrategias orientadas a su promoción. Dentro de ellas, la cooperación internacional aparece como un puente para alcanzar ciertos objetivos y satisfacer las necesidades de los ciudadanos en una práctica política democrática en la que las administraciones están más próximas al ciudadano y permiten una mayor participación de la población en la toma de decisiones.

Tal como afirmaba John Stuart Mill, “No hay mejor prueba del progreso de la civilización que el progreso del poder de cooperación.”