Muniboletin
21/02/15
Democracia
Crecen en ciudades del interior bonaerense los “mini conurbanos”

En Mar del Plata, Junín o Bahía Blanca, proliferan cordones urbanos similares al del Gran Buenos Aires.

 

Tienen características sociales, urbanísticas y delictuales similares a las del Conurbano. Y crecieron en las últimas décadas, al calor de las transformaciones demográficas que se vivieron en la Provincia. Pero estos cordones urbanos no rodean a la Capital Federal, sino que se instalaron y crecieron en los márgenes de ciudades del interior bonaerense como Mar del Plata, Junín, Bahía Blanca, Tandil y Olavarría, entre otras.

Algunos especialistas hablan de “procesos de conurbanización”. Lejos de revertirse, en los últimos años se ha profundizado la emigración hacia las grandes ciudades y la formación de cordones de pobreza y miseria en torno a estos centros urbanos.

Pero el fenómeno tiene características particulares. Si el Conurbano se formó a partir de la llegada de habitantes de países limítrofes o de provincias del norte argentino, estos “mini conurbanos” del interior bonaerense están conformados, además, por quienes dejaron barrios del Gran Buenos Aires para instalarse en una geografía similar pero “a escala”.

El proceso tiene consecuencias visibles, especialmente en las ciudades de mediana escala. Allí, los vecinos debieron abandonar viejos hábitos pueblerinos y acostumbrarse a recaudos y precauciones propias de las grandes ciudades.

 

Mar del Plata

Mar del Plata, una ciudad que ya ronda el millón de habitantes, está en la cima del índice de desempleo nacional, con una tasa del 11,7 que casi duplica a la nacional, del 6,4 por ciento, según las cifras que difundió el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) el año pasado.

De acuerdo a esos datos oficiales, en un año, de 2012 a 2013, el conglomerado que conforma la ciudad junto con Batán incrementó su desocupación 2,2 puntos (era de 9,5% en el último período de 2012) y quedó muy por encima del 6,4% que arrojó el índice del país.

El de Mar del Plata quizás sea el caso más emblemático del fenómeno.

“Hay un proceso de ‘conurbanización’ en Mar del Plata que tiene que ver con varios factores”, asegura Gabriel Pampín, marplatense y senador provincial por el Frente Renovador. “En los alrededores de la ciudad van creciendo barrios en los que, como en muchos otros del Gran Buenos Aires, ya no puede ingresar ni la policía”.

El legislador massista asegura que buena parte del fenómeno se explica por el trabajo estacional. “Hay muchos migrantes de provincias del interior y del propio Conurbano que llegan para trabajar en la temporada y después se instalan y se quedan. Durante el año tienen empleos precarios o están desocupados”, explica.

Pero, además, señala el legislador marplatense hay otro factor de peso: la influencia que tiene sobre el tejido suburbano marplatense la presencia de la cárcel de Batán. “Hay un fenómeno claro que es la radicación de familiares de detenidos cuando estos son trasladados a este penal. No estoy diciendo que esto genere más o menos delincuencia”, afirma.

Pero no sólo la zona cercana a la cárcel de Batán ha crecido en términos urbanos generando un paisaje similar al del Conurbano. La zona del barrio Belgrano, Autódromo, San Martín, Cerrito Sur y el Barrio Libertad también han experimentado en los últimos años un fuerte incremento de población que se instala allí en casillas o viviendas precarias.

Es en esos barrios donde, asegura el senador Pampín, más ha crecido el delito, como consecuencia de la instalación de bandas dedicas al tráfico de drogas.

“El año pasado hemos tenido 72 homicidios, la mayoría de ellos vinculados a ajustes de cuentas entre bandas de narcotraficantes. En lo que va del año se han cometido en Mar del Plata seis homicidios, más que Rosario, lo que es mucho decir”, subraya.

Aunque por estos meses la ciudad se encuentra saturada de policías afectados al Operativo Sol, el problema empieza con el fin de la temporada. “Los vecinos se sienten desprotegidos”, destaca el legislador.

 

Junín

Un crecimiento demográfico que se dio de manera muy rápida, con la extensión de varios barrios fuera del casco urbano, falta de infraestructura, el avance del flagelo de la droga y, paralelamente, la inseguridad urbana como nunca antes se había dado, son algunos de los factores que contribuyen a la “conurbanización” de distintos distritos del noroeste bonaerense, entre ellos, Junín.

Una ciudad que, además, tiene tres cárceles.

Situada a 260 kilómetros de la capital federal, con alrededor de 100 mil habitantes, Junín ya no es una ciudad apacible, de puertas abiertas y bicicletas sin candado en las veredas.

El pico de violencia llegó hace dos años, en un hecho sin precedentes, pero que marcó a fuego a la ciudad. El crimen de Karen Campos, una adolescente de 17 años que fue baleada durante un robo al kiosco donde trabajaba. El episodio desató una pueblada que dejó como saldo varios heridos, el incendio de la Comisaría 2a., la Municipalidad, los Tribunales, el Banco Provincia y saqueos a comercios. El asesinato de Campos había ocurrido en medio de una ola de asaltos y muertes en ocasión de robo.

El episodio derivó en un recambio de toda la cúpula de la policía y el envío de mayores recursos –como más personal y patrulleros– por parte del Ministerio de Seguridad bonaerense al distrito. No obstante, la violencia y los delitos continuaron en aumento, tendencia que se refleja en las estadísticas oficiales.

Íntimamente vinculado al delito, el avance del narcotráfico, básicamente, bajo una modalidad extendida en el interior bonaerense conocida como “narcomenudeo” (los llamados “kioscos” de venta de estupefacientes, que comercializan pocas cantidades, pero se multiplican en los barrios, muchas veces como un ingreso de dinero fácil para muchas familias de bajos recursos, que son presas de los narcos) es otro factor determinante a la hora de hablar de “conurbanización”.

Equidistante del Conurbano bonaerense como del gran Rosario, la droga ingresa a Junín por tren o por ruta, dos vías de acceso rápidas y con escasos controles. En enero, según datos oficiales obtenidos por este diario, la policía secuestró en distintos allanamientos más de 5 kilos de marihuana, se incautaron 384 motos, hubo 101 aprehendidos y 37 detenidos con pedido de captura activo.

La falta de colectivos deja a muchas familias de los barrios más alejados prácticamente aisladas. Incluso hay barrios como La Vaca o Progreso donde a la propia policía se le dificulta ingresar, por lo que se da el fenómeno de incipiente “favelización”.

El acceso a la droga, al alcohol y la delincuencia, son los principales problemas juveniles de Junín, según un estudio realizado por el municipio. En el informe completan la lista los problemas escolares, familias en crisis, desintegración familiar, violencia, desmotivación, desinterés, baja autoestima, falta de oportunidades, embarazo adolescente, falta de movilidad, entre otros.

Los ataques de motochorros son la modalidad delictiva que se consolidó durante los últimos meses en Junín. Es así que en el último tiempo han llegado a registrarse hasta siete hechos por día, con un promedio de cuatro arrebatos diarios, según confirmaron fuentes policiales.

 

Bahía Blanca

El aumento de la pobreza preocupa en Bahía Blanca. De hecho, el 29,3% de la población local es pobre, mientras que, dentro de ese porcentaje, un 6% es indigente.

Los datos pertenecen a un estudio realizado por el Centro Regional de Estudios Económicos de Bahía Blanca-Argentina (CREEBBA) para diciembre de 2013, a los que tuvo acceso, en forma exclusiva “La Nueva”.

El CREEBBA, considerando los datos de ingresos individuales y familiares del INDEC y las canastas, concluyó así que un 29,3% de la población bahiense tuvo ingresos mensuales a diciembre de 2013 por debajo del valor de la CBT. Sobre esta cifra, un 6% de los bahienses pobres percibió ingresos inferiores a la CBA, con lo cual, se los considera pobres-indigentes.

A la hora de los números, considerando una población de 301.572 personas (según datos del Censo 2010) más de 88.360 bahienses eran pobres al último mes del año anterior. Dentro de esa cifra, unos 5.301 eran indigentes.