En la Argentina, solo unos pocos municipios avanzaron en la incorporación de las tecnologías de la información y comunicación.
Cuando analizamos la participación ciudadana en los asuntos públicos de los municipios argentinos vemos que es escasa y que se caracteriza, sobre todo, por la informalidad. Aun donde la cercanía entre representantes y representados es estrecha, es necesario crear nuevos canales de comunicación y participación que faciliten una interacción más fluida y formal, que enriquezca el debate e implementación de políticas públicas municipales.
Durante las últimas tres décadas los gobiernos municipales en nuestro país fueron ocupando cada vez más un espacio de mayor responsabilidad dentro del entramado institucional argentino y aumentaron tanto sus competencias y funciones como el impacto de sus intervenciones en la calidad de vida de sus habitantes. A su vez, las tecnologías de la información y comunicación (TIC) penetraron en los diversos sectores de la sociedad a una velocidad sorprendente y generaron nuevas oportunidades y capacidades de interacción.
El gobierno electrónico, en tanto estrategia para administrar el Estado, busca generar nuevos canales de comunicación entre los ciudadanos y el Estado y mejorar la administración política y burocrática para responder en forma eficiente a las demandas ciudadanas. Todo hace pensar que, de manera creciente, la sociedad civil demandará cada vez menos cuestiones relacionadas con el consumo de la política y más con su producción o con la participación en los procesos que la originan.
En resumidas cuentas, se trata de un proceso que, acompañado de tecnología, puede transformar la gestión local en una gestión orientada a y con la participación de la ciudadanía. En la Argentina, diversos municipios llevan la delantera en la incorporación de instrumentos novedosos y concretos que permiten aumentar la participación ciudadana en la información, en la consulta, en la decisión y en el control de la gestión; cuatro tipos de participación tradicionales. Rosario, Santa Fe, Bahía Blanca, Mar del Plata, Lomas de Zamora, Tigre, Junín, Morón, Rafaela y Junín son algunos de los municipios que se destacan en este sentido. Y, en conjunto, presentan un panorama optimista sobre las oportunidades que el gobierno electrónico ofrece a las administraciones modernas.
Esta tendencia propone ubicar al ciudadano en el centro de la escena y para ello ofrece un menú de opciones variado, eleva los estándares de vinculación, favorece la multiplicación de intercambios y, en algunos casos, ofrece coproducción de políticas públicas, al integrar al vecino a los procesos de diseño, implementación, monitoreo y evaluación de las políticas. Todo esto exige una gestión más cuidadosa y sistemática de la información pública, lo que constituye una inversión pública estratégica aun en contextos de escasez de recursos como el actual. Además, requiere voluntad política de transparencia o iniciar el camino poco explorado por muchos de la rendición de cuentas continua de los actos de gobierno. Las posibilidades que se abren tanto para los gobiernos como para los ciudadanos son innumerables.
A medida que estas iniciativas tomen más estado público y que los ciudadanos se las apropien será cada vez más difícil volver atrás.