Muniboletin
31/08/20
Ciudad Innova
El rol de las ciudades intermedias tras la pandemia

El post de hoy surge de la respuesta a la pregunta que me planteó Celia Gastélum, de la Universidad Autónoma de Sinaloa, México, el pasado mes de julio. Nota al margen: no sufráis por ella pues le contesté al día siguiente de su pregunta.

 

La pregunta de Celia fue: ¿Cuál sería entonces el papel de las ciudades intermedias dentro del fenómeno de migración inverso tras COVID19?

 

Si partimos de la situación actual, veremos que la realidad es una aglomeración creciente de habitantes en las grandes ciudades que genera una creciente despoblación tanto de las ciudades intermedias como de las áreas rurales. Y eso ocurre en Latinoamérica y en España. Permitideme que ilustre este efecto con una mapa bastante impresionante del fenómeno que se ha dado en llamar "la España vaciada".

 

 

El mapa que os adjunto es muy elocuente (y más aún, comparando a España con el resto de Europa). Por lo tanto, un fenómeno de migración inversa como el que menciona la Dra. Gaztélum, por el que una parte de la población de las grandes ciudades decida cambiar su residencia a ciudades de una escala más amable huyendo de las grandes concentraciones es muy deseable pero no responde, por ahora, a la realidad.

 

Sí se han producido algunos fenómenos puntuales en ese sentido pero no son significativos.

En el Perú, el fenómeno que se ha llamado "de los caminantes", ha consistido en que muchos ciudadanos de Lima, tras quedarse sin modo de subsistencia a causa del confinamiento por la pandemia, han regresado a sus provincias de origen donde contaban con mejores perspectivas de subsistencia. En España existe un movimiento minoritario por el que algunas personas abandonan su vida en la gran ciudad para pasar a una vida rural reanimando así pueblos en clara decadencia o, incluso, ya abandonados. Pero, como ya he dicho, no son movimientos significativos a la escala de un país.

 

En cualquier caso, el problema, tanto en España como en muchos países latinoamericanos, es sangrante.

 

 

El papel de las ciudades intermedias

 

Las ciudades intermedias tienen un papel fundamental en un concepto que debería ser relevante en la gestión de cualquier país: el reequilibrio territorial. Se trata de tener en cuenta que un país no son solo sus grandes ciudades sino que el conjunto del territorio nacional es importante en la medida en que aporta capital humano, recursos naturales, cultura e historia y, claro está, también un potencial económico.

 

Por otra parte, las áreas rurales se encuentran, a menudo, abandonadas por los gobiernos a pesar de que es en ellas donde se produce gran parte de los alimentos que consume el país. Ese abandono, sumado a la dureza de las condiciones de vida en el ámbito rural, desemboca en la migración hacia las grandes urbes provocando su hipertrofia a la vez que empobrece al país (en capacidad productiva alimentaria, diversidad cultural, biodiversidad,...). Y la pandemia nos ha enseñado que no podemos de depender de otros países para los bienes básicos, que la naturaleza es esencial para luchar contra el cambio climático y futuras pandemias,.....

 

En un marco de búsqueda de un reequilibrio territorial nacional, las ciudades intermedias son la pieza imprescindible. Así es, pues le permiten a cada país luchar, a la vez, contra la superpoblación de las grandes áreas urbanas y contra la despoblación del territorio nacional y, en particular, de las áreas rurales.

 

Para reducir la población de las ciudades más hipertrofiadas es necesario que nuestros conciudadanos encuentren oportunidades para desarrollar sus proyectos de vida en todas partes del territorio nacional.

 

Para evitar la migración del campo a las grandes ciudades, es imprescindible que los habitantes de las zonas rurales dispongan de servicios cerca de sus lugares de residencia.

 

En esa nueva situación, la ciudades intermedias son las únicas que pueden convertirse en núcleos de fijación de población tanto en las ciudades mismas como en el territorio que depende funcionalmente de ellas.

 

Para ser capaces de fijar la población en su territorio, no obstante, las ciudades intermedias deben ser capaces de ofrecer, tanto a sus pobladores actuales como a los nuevos, aquellos servicios de los que todos esperan disponer para desarrollar sus vidas con calidad: educación, sanidad, vivienda, atención a los mayores, actividad económica, buena conexión digital, comunicaciones con otros territorios (tren, avión, carretera), comercio, cultura, deportes, ocio en general,...

 

Esto es así porque, quienes vayan a mudarse a una ciudad intermedia o a su territorio de influencia, quieren poder disponer de los mismos servicios que en la gran ciudad y olvidarse de todos los problemas (contaminación, pérdida de tiempo por traslados, estrés, mayor coste de la vida, falta de contacto con la naturaleza, masificación de las actividades,....).

 

Por eso, las ciudades intermedias deben prepararse para ofrecer lo que sus habitantes, presentes y futuros, esperan de ellas.

 

Si bien es obvio que la ciudad intermedia nunca podrá aspirar a ofrecer "de todo para todos" como lo hace la gran ciudad, sí puede aspirar a ofrecer todo lo que busca un determinado colectivo o perfil de pobladores (actuales o potenciales). Eso implica que la ciudad debe ofrecer una singularidad; una especialización; reforzar sus mejores activos en pro de presentar un perfil claramente diferenciado de las demás ciudades intermedias.

 

Por eso es imprescindible que cada ciudad intermedia identifique ese perfil propio que la va a diferenciar entre las demás ciudades y que, una vez identificado, apueste por construirlo a lo largo de los próximos años (10, 15,...). Esto es lo que yo llamo definir el Plan de Futuro de la Ciudad. Y, para definir ese perfil propio, la ciudad debe ser capaz de implicar a todos los actores locales pues solo así podrá ser capaz de construirlo y hacerlo realidad.

 

Podéis encontrar una descripción completa del proceso de impulso del desarrollo de una ciudad o región en mi libro "Desarrollo Local y Territorial, Una guía para políticos y técnicos".

 

 

El rol de los gobiernos nacionales

 

Queda claro el rol de las ciudades intermedias y, por lo tanto, la responsabilidad que deben asumir en este tránsito. Sin embargo, sin una política activa de cada gobierno nacional en favor de un  reequilibrio territorial, poco van a poder hacer las ciudades intermedias solas.

 

Es cierto que cada ciudad intermedia debe asumir su responsabilidad en ese proceso y encarar un proceso de liderazgo territorial que la lleve a mejorar las expectativas de los habitantes de esa ciudad y de su territorio de influencia (otras ciudades menores, pueblos, aldeas,...). Pero no es menos cierto que sin una política nacional para ese reequilibrio, las ciudades no tienen la capacidad de asumir esa responsabilidad.

 

Los gobiernos nacionales tienen una doble responsabilidad en este sentido. Por un lado, la de dotar de infraestructuras esenciales el conjunto del territorio nacional (carreteras, telecomunicaciones, educación, sanidad, atención a los mayores,....). Por otro, la de diseñar y poner en marcha políticas de reequilibrio territorial que impulsen proyectos de desarrollo que surjan de cada uno de los territorios, apoyándose en los gobiernos regionales y locales mediante una colaboración inteligente. Con esa doble actuación se debe conseguir frenar la migración a las grandes ciudades e impulsar la migración inversa de la que hablaba la Dra. Gastélum en su pregunta.

 

Por Alain Jordà