Muniboletin
05/09/24
Perfil
"Eliminar las bicisendas sería un paso atrás en términos de calidad de vida urbana", dice Carlos Moreno

Carlos Moreno es un científico y urbanista que se hizo famoso por su concepto de "Ciudad de 15 minutos". ¿Por qué esta propuesta genera críticas entre los libertarios? 

 

Su nombre es sinónimo de “ciudad de 15 minutos”, una propuesta urbana que postula la construcción u reorganización de barrios donde sus habitantes puedan cubrir sus necesidades básicas -como vivienda, trabajo, educación, salud, ocio y servicios–  en quince minutos a pie o en bicicleta en zonas densas, en treinta minutos en la de media y baja densidad. Con este concepto se hizo famoso Carlos Moreno, un científico y urbanista franco-colombiano.

 

De paso por Buenos Buenos, ciudad que conoce muy bien porque tuvo relación profesional con la gestión de Horario Rodríguez Larreta,  Carlos Moreno dio una charla en la Embajada de Francia donde anunció también que tomaría la cátedra franco-argentina de Urbanismo y Sociedad. “Esta es una iniciativa para ampliar la comunidad científica y académica, y con el apoyo del gobierno francés y de  Saint-Gobain, reflexionar y actuar sobre el desafíos de nuestras ciudades por la ruptura en nuestros modos de vivir que generará  la ciudad de 15 minutos”, dijo Carlos Moreno a PERFIL.

 

—¿Cuánto tiempo demora implementar la “ciudad de los 15 minutos”?

 

—Esto depende de varios factores. En ciudades más grandes o con una infraestructura menos desarrollada, puede tomar más tiempo debido a la necesidad de realizar mayores cambios urbanísticos y de infraestructura. Además, la inversión financiera que un municipio o ciudad esté dispuesto a hacer influye directamente en la rapidez con la que se pueden realizar las modificaciones necesarias, como la creación de espacios verdes, infraestructura para bicicletas, y acceso a servicios locales. Lo esencial es construir un Plan de Ordenamiento Territorial o un Plan Local de Urbanismo, que sea la hoja de ruta de corto, medio y largo plaza para contemplar todos los tiempos de intervención y darle perennidad a esta transformación en profundidad.

 

—¿Es un concepto para ciudades o comunidades del llamado “primer mundo”?

 

—No, la "ciudad de 15 minutos" no es un concepto exclusivo del primer mundo. Aunque puede ser más fácil implementarlo en lugares con más recursos, el principio de desarrollar una ciudad policéntrica de barrios con servicios y accesibles puede aplicarse en cualquier lugar, adaptándose a las necesidades y posibilidades de cada comunidad. El objetivo es mejorar la calidad de vida y reducir la dependencia de largos desplazamientos, independientemente del contexto económico.

 

—Leí que hay libertarios o liberales extremos que  critican este modelo porque, dicen,  atenta “contra la libertad del ciudadano de elegir donde trabajar y cómo moverse”. Incluso dicen que es como la versión de la cuarentena de la Covid 19…

 

—A quienes critican la "ciudad de 15 minutos" desde una perspectiva libertaria, les digo que es completamente falso, y compararlo con la cuarentena es una manipulación mediática, una fake news lamentable, algo muy corriente en esta época. Este modelo no busca limitar la libertad de elección, sino más bien ampliar las opciones  al acercar los servicios esenciales y mejorar la calidad de vida en los barrios. No se trata de restringir el movimiento, sino de crear un entorno donde las personas tengan más facilidades cerca de casa, lo cual es particularmente beneficioso para quienes prefieren o necesitan moverse menos. Además, este enfoque es flexible y no impone restricciones de desplazamiento, sino que fomenta la posibilidad de vivir de manera más sostenible y cómoda.

 

—En un contexto mundial donde se hace campaña sobre que son  mentiras las consecuencias del calentamiento global,¿cómo explica que bajar la huella de carbono es una inversión a futuro para la humanidad?

 

—Esta promoción se basa en destacar los beneficios tangibles e inmediatos, más allá de los argumentos sobre el cambio climático. Reducir la huella de carbono no solo ayuda a mitigar los efectos del calentamiento global, sino que también mejora la calidad del aire, reduce enfermedades respiratorias, disminuye los costos energéticos y crea economías más sostenibles. Además, invertir en energías limpias y en prácticas sostenibles genera empleo y promueve un desarrollo económico más resiliente y menos dependiente de recursos finitos.

 

—En la ciudad de Buenos Aires, hay intención de eliminar las bicisendas para volver dar más espacio a los automóviles…¿Usted que conoce la Ciudad..qué podría decir?

 

—Eliminar las bicisendas en Buenos Aires o en cualquier ciudad del mundo, sería un paso atrás en términos de movilidad sostenible y calidad de vida urbana. Esos carriles promueven un medio de transporte más ecológico y saludable, y también ayudan a reducir la congestión vehicular y la contaminación del aire. Volver a dar más espacio a los automóviles contradice las tendencias globales hacia ciudades más sostenibles, donde se prioriza el transporte público, las bicicletas y los peatones. En lugar de reducir las infraestructuras para ciclistas, las ciudades deben enfocarse en mejorar y ampliar estas redes, fomentando un entorno más seguro y accesible para todos.

 

—Para muchos porteños, la proliferación de las torres son un problema y una pesadilla: provocan una merma de la luz natural en calles y propiedades, aumenta el uso de energía eléctrica y en algunos casos calefacción; en verano, hay menos “ventilación urbana”… ¿Es un problema sin solución?

 

—La proliferación de torres en Buenos Aires plantea desafíos significativos, pero no es un problema sin solución. Para mitigar sus efectos negativos, se pueden implementar regulaciones urbanísticas más estrictas que limiten la altura y densidad de las construcciones en ciertas áreas, asegurando que se preserve la luz natural y la ventilación urbana. Además, fomentar el desarrollo de edificios sostenibles y verdes, con mejores diseños que aprovechen la luz natural y la ventilación cruzada, puede ayudar a reducir el uso de energía. También es crucial promover espacios públicos y áreas verdes que mejoren la calidad del aire y contrarresten los efectos del calor urbano. Con planificación adecuada y regulaciones efectivas, es posible equilibrar el crecimiento urbano con la calidad de vida de los habitantes.

 

—¿Los barrios cerrados  son una versión de “ciudades de 15 minutos”?

 

—Radicalmente no. Mientras que las "ciudades de 15 minutos" buscan crear espacios urbanos abiertos y accesibles para todos, con servicios esenciales cerca y fomentando la diversidad y la inclusión, los barrios cerrados son espacios exclusivos que suelen limitar el acceso y promover la segregación social. Además, en general, dependen del automóvil para la movilidad, lo cual es contrario al principio de accesibilidad y proximidad que define a las "ciudades de 15 minutos" Es lo contrario de la revolución de la proximidad, que es una visión humanista del urbanismo de una ciudad para todos.

 

Por Ernesto Ise (Editor Jefe de Diario Perfil).