Muniboletin
03/02/15
Clarín
La agenda de las ciudades argentinas

Fabio Quetglas*

               

Las Ciudades ocupan los titulares de los diarios bajo supuestos repetitivos: el colapso de algún servicio, tensiones en materia de  seguridad, problemas con algún colectivo particular, la inauguración del alguna obra postergada o la repitencia de un hecho cultural de impacto. No está mal; pero hasta que esa agenda, no se reemplace por otra, las Areas Metropolitanas seguirán un camino errático, con resultados mejorables. Existen cuestiones cuyas manifestaciones urbanas deben ser asumidas urgente: la exclusión, la gobernabilidad, la competitividad  económica y la sostenibilidad, la equidad fiscal, los servicios públicos y el acceso a los mismos, y la seguridad.

 

La evolución de nuestras grandes ciudades depende de estas cuestiones; evitar su tratamiento no es recomendable.

 

1.- El principal problema de nuestras ciudades es la exclusión, no importa que los gobernantes lo omitan. Hemos construido una sociedad crecientemente dual. Además del diferencial de ingresos y de acceso, un conjunto nada despreciable de la población no se siente parte de la trama cultural y social, y no referencia al Estado como organización responsable del resguardo de sus derechos ni como el garante de una convivencia razonable.

 

2.- Las Ciudades no son ociosas, pero las actividades económicas en la misma, enfrentan problemas crecientes. En la economía del conocimiento la competitividad de las ciudades no se fundamenta en su ubicación, ni en su escala; sino en poder ser el ámbito adecuado y sostenible de procesos de agregación de valor, recursos humanos de calidad y por lo tanto de un hábitat estimulante a nivel masivo. Sin una agenda verde desplegada en todo los entornos urbanos y con indicadores educativos que señalan que el 50 % de los jóvenes que ingresan a la escuela media no pueden concluirla, las cosas podrán maquillarse, pero a la larga se sentirá el peso de esa carencia.

 

3.- Enfrentar una agenda de transformación urbana, requiere un estado profesional, pero también recursos suficientes para las iniciativas claves y para movilizar el capital privado en aquellas de beneficio social que generen utilidades. Nuestro esquema fiscal actual es prácticamente neutro. Debemos construir una progresividad urbana que permita la recalificación de barrios, la mejora de los servicios públicos y facilite aspectos esenciales de la vida colectiva como el acceso masivo al hábitat de calidad. Municipalidades con recursos escasos están fragmentando nuestras ciudades, con respuestas diversificadas y estigmatizantes. Por supuesto que los aspectos estéticos o el marketing de las Ciudades son relevantes, como sentirse parte y disfrutar de las mismas; pero en ningún caso deben opacar una agenda de derechos y una perspectiva funcional que o bien se enfrenta desde la política o se nos hará presente por crisis que no podremos eludir.

 

*Fabio Quetglas es sociólogo, especialista en desarrollo local e investigador del CIPPEC.