Por Orlando Costa
La Organización de Naciones Unidas (ONU) aprobó en 2015 la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, con 17 Objetivos (ODS) y 169 Metas que abarcan las dimensiones económica, social y ambiental.
Estos son: 1. Fin de la pobreza 2. Hambre cero 3. Salud y bienestar 4. Educación de calidad 5. Igualdad de género 6. Agua limpia y saneamiento 7. Energía asequible y no contaminante 8. Trabajo decente y crecimiento económico 9. Industria, innovación e infraestructura 10. Reducción de las desigualdades 11. Ciudades y comunidades sostenibles 12. Producción y consumo responsables 13. Acción por el clima 14. Vida submarina 15. Vida de ecosistemas terrestres 16. Paz, justicia e instituciones sólidas 17. Alianzas para lograr los objetivos.
Todos los países se comprometieron a implementarlos, de acuerdo a sus características y realidades, tomando esta Agenda como guía para la planificación del desarrollo, sus planes, proyectos y programas.
Promover prosperidad, reducir la pobreza y la desigualdad, y cuidar el planeta con un nuevo modelo de desarrollo más justo y equitativo; es una responsabilidad de todos. No solo de los gobiernos liderando el cambio, sino también el sector privado y la sociedad civil deben trabajar en conjunto para lograrlo.
Hay un futuro a construir que plantea desafíos desde la complejidad de nuestro tiempo, las incertidumbres y las dificultades. Nuevos paradigmas plantean nuevos retos a la humanidad. Hay que asumirlos para crear nuevas condiciones de desarrollo que tengan en cuenta el verdadero bienestar de las personas, superador del consumismo desenfrenado que degrada los recursos naturales, contamina y provoca el cambio climático y los desastres naturales.
La felicidad no debe pasar por la satisfacción material de lo inmediato para algunos, sino por condiciones dignas de vida para todos. En este sentido, es en los territorios, los municipios, las ciudades -donde viven, trabajan y se relacionan las personas, entre si y con el ambiente-, adonde más se puede hacer desde un Estado democrático, justo y eficiente para promover el desarrollo sostenible.
Y para eso hay que modernizar las estructuras organizativas y el pensamiento político para las nuevas decisiones y acciones. Ya no sirven obsoletas administraciones públicas de un Estado grande pero muy antiguo para encontrar respuestas frente a una nueva sociedad, a los cambios científicos y tecnológicos, a nuevas formas de producción y trabajo.
El cambio también requiere nuevos estilos de liderazgo, más abiertos, motivadores e inclusivos; instituciones fuertes y democráticas; colaboración y cooperación público privada; estrategias y acciones compartidas para el proceso de transformación en las ciudades hacia el desarrollo sostenible.
En un año electoral, la Agenda 2030 abre interrogantes para que la política elabore respuestas sobre el qué hacer desde la función pública.